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Dedicó la mayor parte de su vida profesional al cine, pero las virtudes cinematográficas de Joseph L. Mankiewicz eran sobre todo teatrales. Sabía orquestar a
Dedicó la mayor parte de su vida profesional al cine, pero las virtudes cinematográficas de Joseph L. Mankiewicz eran sobre todo teatrales. Sabía orquestar argumentos y personajes y ante todo era un estupendo dialoguista. Cosa lógica, en todo caso, puesto que sus primeros trabajos en Hollywood habían sido como guionista. Aunque sus películas podían ser acusadas de excesiva dependencia del texto y de descuidar las posibilidades visuales del medio cinematográfico, la calidad de los guiones solía redimir otros defectos. Mankiewicz era un artesano escrupuloso, un cineasta más amante del verbo que de la imagen, apegado al diálogo y sus reacciones y a los modos del teatro. En su vida privada era un conversador ocurrente y procaz, también un mujeriego elegante, acostumbrado a transformar experiencias dolorosas en sentencias cínicas. Sus mejores películas, sus mejores escenas, eran elegantes y sutiles. con muchos monólogos y variedad de narradores, portadores de puntos de vista mutuamente excluyentes. Era un director poderoso; mejoraba las interpretaciones de sus actores ayudándoles a afinar el ritmo y la acción,