Este sitio web utiliza cookies para mejorar su experiencia mientras navega. Las cookies que se clasifican según sea necesario se almacenan en su navegador, ya que son esenciales para el funcionamiento de las características básicas del sitio web. También utilizamos cookies de terceros que nos ayudan a analizar y comprender cómo utiliza este sitio web. Estas cookies se almacenarán en su navegador solo con su consentimiento. También tiene la opción de optar por no recibir estas cookies. Pero la exclusión voluntaria de algunas de estas cookies puede afectar su experiencia de navegación.
Imprescindibles
Las cookies necesarias son absolutamente esenciales para que el sitio web funcione correctamente. Esta categoría solo incluye cookies que garantizan funcionalidades básicas y características de seguridad del sitio web. Estas cookies no almacenan ninguna información personal.
No imprescindibles
Estas cookies pueden no ser particularmente necesarias para que el sitio web funcione y se utilizan específicamente para recopilar datos estadísticos sobre el uso del sitio web y para recopilar datos del usuario a través de análisis, anuncios y otros contenidos integrados. Activándolas nos autoriza a su uso mientras navega por nuestra página web.
Acaso la invención de la melodía sea el gran hallazgo de la humanidad. Si a ello añadimos el uso de las palabras y de nuestra capacidad simbólica, tendremos el trípode que sustenta la condición humana.... Seguir leyendo
Acaso la invención de la melodía sea el gran hallazgo de la humanidad. Si a ello añadimos el uso de las palabras y de nuestra capacidad simbólica, tendremos el trípode que sustenta la condición humana. La arqueología nos muestra que música, palabra y símbolo están entre los hombres desde que se irguieron sobre sus dos pies o vieron una estrella a medianoche. Todos los poetas de verdad grandes han tenido algo de visionarios y de músicos. Podrán convencernos de que en verdad el mundo está naciendo a cada instante: nuevo, vigoroso, alegre, casi ciego como los ojos de un recién nacido que nos lleva a la vida con su manita pequeña. Los villancicos nos llevan a la cuna. Son la misteriosa hermandad de unas voces que de pronto son blancas, aniñadas al son mismo del sol que nace. Las palabras, las melodías, vienen de muy lejos y han pasado por generaciones de almas y de labios antes de llegar a nuestra boca.
El contacto de seguridad todavía no está disponible. Si necesitan esta información solicítenla mediante este enlace
Este artículo no tiene advertencias de seguridad. Si tienen alguna duda al respecto consulten al contacto de seguridad.