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Sospecho que cualquier conocedor de nuestra tradición musical se acercará a la novela con una expresión de curiosidad reflejada en el rostro. Tal vez con el
Sospecho que cualquier conocedor de nuestra tradición musical se acercará a la novela con una expresión de curiosidad reflejada en el rostro. Tal vez con el ceño fruncido. «Vamos a contar mentiras» es un verso que forma parte de una de las cancioncillas más famosas de nuestro patrimonio popular. La cantaron nuestros padres, nuestros abuelos y nuestros bisabuelos. «Ahora que vamos despacio / vamos a contar mentiras, / tralará». ¿Qué querrá revelarnos la autora con un reclamo tan sugerente? La respuesta sale a nuestro encuentro en los primeros compases de la lectura: «Hubo un tiempo en que ni siquiera en los libros se estudiaba la verdad». El título no es baladí. Nos aproxima a una época fundamental de nuestro pasado más reciente. Esa en la que España tembló como una hoja azotada por el viento de la barbarie. J. R. Barat