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En esta sección de columnas, publicadas a lo largo de más de cinco años en la contraportada de El País, Leila Guerriero, una de las grandes firmas del perio
En esta sección de columnas, publicadas a lo largo de más de cinco años en la contraportada de El País, Leila Guerriero, una de las grandes firmas del periodismo narrativo latinoamericano, se coloca a sí misma en su afilado punto de mira. Con una prosa feroz y precisa, la autora bucea en lo sutil para, desde el asombro con el que es capaz de iluminar la realidad cotidiana, alumbrar lo que permanece oculto en nosotros.¿De qué tratan estos textos? Entre muchas otras cosas, «del tamaño de la aridez de nuestros corazones. De repollos y reyes y de por qué el mar hierve y de si los cerdos tienen alas. Del horror del amor cuando se termina. De todas las cosas que estaban hechas para olvidar que no hemos olvidado nunca; de las que estaban hechas para no olvidar jamás (el dolor, los muertos queridos, aquella tarde en la arena) y que, sin embargo, hemos olvidado para siempre».Un conjunto de escritos que, además de formar una hermosa constelación de sus recuerdos, lecturas y reflexiones, golpea al lector con la fuera de la mejor literatura.«() arquitectura lingüística levantada con maestría. () Este no es un libro para olvidarse de uno mismo y flotar en destinos ajenos, sino un libro para caer justo en el centro de nuestra propia existencia.» Pedro Mairal«Guerriero tiene una facilidad asombrosa para escribir. Todo fluye. () Es, tal vez, la mejor periodista de América Latina. () Enorme escritora.» Ricardo Martínez Llorca (Quimera)«Leila Guerriero, esa mujer que escribe mirando. » Juan Cruz (Clarín)