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Niño oruga, un viaje al ultramundo, a enfrentarse con uno mismo, para trascender el estado actual, planteado con toda la fuerza de un blanco y negro depuradís
Niño oruga, un viaje al ultramundo, a enfrentarse con uno mismo, para trascender el estado actual, planteado con toda la fuerza de un blanco y negro depuradísimo y un universo con unas imágenes potentísimas, con las que Pedro Mancini se ha distinguido como una de las voces punteras del nuevo cómic argentino y una firma a seguir en el panorama mundial. Enraizado con el surrealismo y múltiples referencias, desde David Lynch a Moebius, pasando por Thomas Ott, se nos presenta un universo cuyas autoría reconocemos al primer golpe de vista, señal de que Mancini ha sabido hacerla suya. Se alternan páginas con diálogos con otras en las que solo reina la imagen, el dibujo, en un proceso de inmersion cuya lectura implica alejarse de lo trillado para adentrarse en el subsconsciente del protagonista. Se facilitan suficientes claves para desentrañar esta historia que nos enriquece como personas al tiempo que no se renuncia, al contrario, la placer estético que bridan sus imágenes imperecederas.