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Félix Ferrer es un artista frustrado, reconvertido en galerista, inteligente y algo atormentado, seductor intranquilo y con una cuenta corriente que oscila ent
Félix Ferrer es un artista frustrado, reconvertido en galerista, inteligente y algo atormentado, seductor intranquilo y con una cuenta corriente que oscila entre el triunfalismo y la catástrofe. Pero cuando Ferrer dice que se va, habla en serio: emprende un viaje al polo Norte en busca de una vasija para convertirse en el rey de esa cacharrería «étnica» que se ha enseñoreado del mercado del arte. Comienza el vértigo de desventuras hasta que, en la última línea del libro, Ferrer declare, nuevamente: «Me voy». Parodia de un mundo de aeropuertos en el que nos movemos sin enterarnos de nada, de una Europa convertida en un pasillo sin puertas ni ventanas donde los ricos se apiñan para no ver el horror que los rodea, del arte convertido en mercancías, del amor carcomido por la intolerancia.