Este sitio web utiliza cookies para mejorar su experiencia mientras navega. Las cookies que se clasifican según sea necesario se almacenan en su navegador, ya que son esenciales para el funcionamiento de las características básicas del sitio web. También utilizamos cookies de terceros que nos ayudan a analizar y comprender cómo utiliza este sitio web. Estas cookies se almacenarán en su navegador solo con su consentimiento. También tiene la opción de optar por no recibir estas cookies. Pero la exclusión voluntaria de algunas de estas cookies puede afectar su experiencia de navegación.
Imprescindibles
Las cookies necesarias son absolutamente esenciales para que el sitio web funcione correctamente. Esta categoría solo incluye cookies que garantizan funcionalidades básicas y características de seguridad del sitio web. Estas cookies no almacenan ninguna información personal.
No imprescindibles
Estas cookies pueden no ser particularmente necesarias para que el sitio web funcione y se utilizan específicamente para recopilar datos estadísticos sobre el uso del sitio web y para recopilar datos del usuario a través de análisis, anuncios y otros contenidos integrados. Activándolas nos autoriza a su uso mientras navega por nuestra página web.
Ésta es la historia, emocionante y asombrosa a un tiempo, del audaz secuestro del general alemán Kreipe en la isla de Creta durante la Segunda Guerra Mundial.
Ésta es la historia, emocionante y asombrosa a un tiempo, del audaz secuestro del general alemán Kreipe en la isla de Creta durante la Segunda Guerra Mundial. Stanley Moss y Patrick Leigh Fermor, oficiales británicos del Servicio de Operaciones Especiales, junto con un pequeño grupo de miembros de la resistencia cretense, consiguieron secuestrar a un general del Tercer Reich y sortear durante casi tres semanas los puestos de control y las patrullas alemanas desplegadas por toda la isla. Huyendo a través de las montañas, consiguieron llegar al punto de encuentro con el barco que debía llevarlos a El Cairo. Como señala Leigh Fermor en el «Post scriptum», Stanley Moss «relata fielmente la aventura, y lo hace de un modo conciso y ameno. De hecho, que esta historia haya llegado a ser tan conocida se debe enteramente a su forma de narrar».