Este sitio web utiliza cookies para mejorar su experiencia mientras navega. Las cookies que se clasifican según sea necesario se almacenan en su navegador, ya que son esenciales para el funcionamiento de las características básicas del sitio web. También utilizamos cookies de terceros que nos ayudan a analizar y comprender cómo utiliza este sitio web. Estas cookies se almacenarán en su navegador solo con su consentimiento. También tiene la opción de optar por no recibir estas cookies. Pero la exclusión voluntaria de algunas de estas cookies puede afectar su experiencia de navegación.
Imprescindibles
Las cookies necesarias son absolutamente esenciales para que el sitio web funcione correctamente. Esta categoría solo incluye cookies que garantizan funcionalidades básicas y características de seguridad del sitio web. Estas cookies no almacenan ninguna información personal.
No imprescindibles
Estas cookies pueden no ser particularmente necesarias para que el sitio web funcione y se utilizan específicamente para recopilar datos estadísticos sobre el uso del sitio web y para recopilar datos del usuario a través de análisis, anuncios y otros contenidos integrados. Activándolas nos autoriza a su uso mientras navega por nuestra página web.
Cuando 'Lord Jim en casa' se publicó por primera vez en 1973, fue descrita como «sórdida y sorprendente», «horriblemente cruel» y una «parodia monstruosa» de la vida de la clase media alta inglesa. La obra cuenta la historia de Giles Trenchard, que crece aislado en una atmósfera de privilegio y violencia oculta; que va a la guerra, y vuelve; y entonces, un día como el protagonista del clásico de Joseph Conrad Lord Jim comete un acto que pone en tela de juicio su pasado, su carácter, todo su mundo.Descatalogada durante casi medio siglo (y nunca hasta ahora publicada en castellano), 'Lord Jim en casa' revela a una escritora audaz que debería haber sido revalorizada hace tiempo, y cuya obra ha conservado toda su originalidad y poder. Como escribe Ottessa Moshfegh en su prólogo a la nueva edición, Brooke evoca la vulnerabilidad infantil y la crueldad adulta «de un modo que la buena gente es demasiado educada para confesar que lo ha entendido».