Este sitio web utiliza cookies para mejorar su experiencia mientras navega. Las cookies que se clasifican según sea necesario se almacenan en su navegador, ya que son esenciales para el funcionamiento de las características básicas del sitio web. También utilizamos cookies de terceros que nos ayudan a analizar y comprender cómo utiliza este sitio web. Estas cookies se almacenarán en su navegador solo con su consentimiento. También tiene la opción de optar por no recibir estas cookies. Pero la exclusión voluntaria de algunas de estas cookies puede afectar su experiencia de navegación.
Imprescindibles
Las cookies necesarias son absolutamente esenciales para que el sitio web funcione correctamente. Esta categoría solo incluye cookies que garantizan funcionalidades básicas y características de seguridad del sitio web. Estas cookies no almacenan ninguna información personal.
No imprescindibles
Estas cookies pueden no ser particularmente necesarias para que el sitio web funcione y se utilizan específicamente para recopilar datos estadísticos sobre el uso del sitio web y para recopilar datos del usuario a través de análisis, anuncios y otros contenidos integrados. Activándolas nos autoriza a su uso mientras navega por nuestra página web.
El 22 de febrero del año 2000 ETA asesinó al político socialista Fernando Buesa Blanco y a su escolta, el ertzaina Jorge Díez Elorza. En el momento de su as
El 22 de febrero del año 2000 ETA asesinó al político socialista Fernando Buesa Blanco y a su escolta, el ertzaina Jorge Díez Elorza. En el momento de su asesinato, Buesa era el líder parlamentario de la oposición cuando un gobierno nacionalista encabezado por Ibarretxe había pactado con la izquierda abertzale una estrategia de Frente Nacional. Aquello trajo consigo un acuerdo de fuerzas nacionalistas (el de Estella-Lizarra) que dividió por completo a la sociedad vasca, así como una tregua por parte de ETA que, sin embargo, no cesó la actividad de la kale borroka (violencia callejera).En ese escenario de fractura social, Buesa se destacó defendiendo los valores del Estado de derecho y la pluralidad de la sociedad vasca, así como la necesidad de establecer acuerdos de consenso amplios entre diferentes, soportados sobre criterios democráticos. A la vez, se enfrentó radicalmente con la palabra tanto al giro soberanista que llevaban a cabo sus anteriores socios nacionalistas como al corolario de agresión terrorista y exclusión política contra quienes no lo eran.Al final, su asesinato evidenció la fractura social que se venía produciendo y dio paso a dos años de violencia y de reacción ciudadana donde la comunidad vasca estuvo más cerca que nunca de romperse. Esta es, así, la biografía de un político singular que trascendió el marco de la política vasca y la historia de un país en unos meses en que todos vivimos peligrosamente.