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«Observa y observa muy bien. ¡Hay que tomar lecciones de abismo!», le dice a su sobrino el profesor que dirige la expedición del Viaje al centro de la Tierra, de Julio Verne. Y eso es... Seguir leyendo
«Observa y observa muy bien. ¡Hay que tomar lecciones de abismo!», le dice a su sobrino el profesor que dirige la expedición del Viaje al centro de la Tierra, de Julio Verne. Y eso es lo que hace Julio José Ordovás cuando se echa a la calle como un explorador, con mil ojos y la ambición de penetrar en el secreto de las cosas atravesando muros y espejos.En esta novela caleidoscópica de la vida diaria el autor registra luces y sombras, voces y ecos, y vemos cómo la ciudad lo atrapa, lo araña, lo arropa, lo acaricia y lo consuela. El resultado tiene tanto de autorretrato íntimo como de retrato colectivo. La alegría de andar da vida a unas páginas en las que, como en los cuadros de Van Gogh, resplandecen la belleza y el misterio de lo cotidiano
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