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Cuando escribimos la primera parte de SE ACABÓ LA FARSA, La gran cortina de humo del consenso progre , estos autores tuvimos una idea que nos pareció especialmente ilustrativa. Decidimos crear un personaje que defendiera de la manera más absurda posible todas esas nuevas tendencias que las personas que aún no hemos perdido el sentido común consideramos que no forman parte, sin pretender calificarlas como inútiles, innecesarias o injustas, de las prioridades que la humanidad debe afrontar para garantizar un futuro prometedor.El Nin nos ha dado la maravillosa oportunidad de crear situaciones en las que los principios inamovibles de esos carismáticos políticos que paradójicamente se califican a sí mismos como progresistas, salgan a la luz defendidos de manera violenta y fanática consiguiendo un fin que quizá no fuese el esperado ¡Quedar en ridículo!