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Esta es la modesta historia de una familia lituana en la época de la importante Historia de la URSS. Es el relato de un tío al que mandaron al gulag por colgar carteles en la... Seguir leyendo
Esta es la modesta historia de una familia lituana en la época de la importante Historia de la URSS. Es el relato de un tío al que mandaron al gulag por colgar carteles en la calle, de un abuelo apparatchik con acceso a tiendas secretas en las que se pagaba en dólares, de una abuela capaz de encontrar a cualquier precio una botella de coñac aunque le hubieran dicho que no había, de los chicles que se mascaban por turnos siempre que se conseguía uno. Es la vida cotidiana en una república soviética con sus colas, sus ideales y sus paradojas narrada por GiedRé, una niña que descubrirá, al llegar a París en 1991, que todo este tiempo había un mundo paralelo lleno de plátanos donde todos los niños tenían su propia goma de borrar en el colegio y en el que las latas de guisantes no eran el manjar más refinado que había. Un mundo paralelo repleto de supermercados rebosantes de productos, pero donde parece que no basta con meterlos en la cesta para tener derecho a quedárselos.
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