Este sitio web utiliza cookies para mejorar su experiencia mientras navega. Las cookies que se clasifican según sea necesario se almacenan en su navegador, ya que son esenciales para el funcionamiento de las características básicas del sitio web. También utilizamos cookies de terceros que nos ayudan a analizar y comprender cómo utiliza este sitio web. Estas cookies se almacenarán en su navegador solo con su consentimiento. También tiene la opción de optar por no recibir estas cookies. Pero la exclusión voluntaria de algunas de estas cookies puede afectar su experiencia de navegación.
Imprescindibles
Las cookies necesarias son absolutamente esenciales para que el sitio web funcione correctamente. Esta categoría solo incluye cookies que garantizan funcionalidades básicas y características de seguridad del sitio web. Estas cookies no almacenan ninguna información personal.
No imprescindibles
Estas cookies pueden no ser particularmente necesarias para que el sitio web funcione y se utilizan específicamente para recopilar datos estadísticos sobre el uso del sitio web y para recopilar datos del usuario a través de análisis, anuncios y otros contenidos integrados. Activándolas nos autoriza a su uso mientras navega por nuestra página web.
En el mar de Vigàta, hubo una vez un joven llamado Giurlà, que nadaba como un pez, pescaba sólo con las manos, y era capaz de estar tanto tiempo debajo del a
En el mar de Vigàta, hubo una vez un joven llamado Giurlà, que nadaba como un pez, pescaba sólo con las manos, y era capaz de estar tanto tiempo debajo del agua que los que no lo conocían pensaban que había muerto ahogado. Un día, los problemas económicos de su familia lo alejan del mar y debe aceptar un trabajo de pastor en las montañas. Poco a poco, aprende a apreciar su nueva vida: el silencio, la soledad, la intensidad de los colores en los pastos. Pero la llegada de la primavera trae algo más que esa explosión de colores. Giurlà descubre la pasión, el amor y también el peso de la ausencia en un triángulo amoroso muy particular en el que entran en juego la enigmática hija de un marqués, Anita, y una cabra muy especial, Beba, a las que queda unido para siempre por un misterioso cascabel. Tras El beso de la sirena y El guardabarrera, Camilleri cierra con La joven del cascabel su trilogía mítica en la que recupera las metamorfosis mitológicas como la de Leda y el cisne o la de Pasifae, para hablarnos de algo tan universal como los límites del amor.