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La violencia fue un actor principal de la transición a la democracia. La herencia del franquismo fue también una policía descontrolada, una guerra sucia y diversos terrorismos, destacando ETA sobre todos ellos. Esta herencia se enquistaría y agravaría durante el cambio político, un momento incierto que se convirtió en el escenario para que todos esos agentes trataran de influir sobre el proceso democratizador, obstaculizándolo o haciéndolo imposible. Es necesario continuar completando nuestro conocimiento sobre este fenómeno, comprender sus orígenes, desarrollos y consecuencias, calibrar con mayor precisión su impacto. También las víctimas y las memorias de aquel tiempo, aun siendo harto diferentes por la intención de sus respectivos victimarios, necesitan ser abordadas en conjunto, desde una política pública de verdad, justicia y reparación compartida.Víctor Aparicio es doctor en Historia Contemporánea por la Universidad del País Vasco y autor de La violencia, actor político de la Transición. Discursos y prácticas del PSOE y el PCE (1975-1982).