Este sitio web utiliza cookies para mejorar su experiencia mientras navega. Las cookies que se clasifican según sea necesario se almacenan en su navegador, ya que son esenciales para el funcionamiento de las características básicas del sitio web. También utilizamos cookies de terceros que nos ayudan a analizar y comprender cómo utiliza este sitio web. Estas cookies se almacenarán en su navegador solo con su consentimiento. También tiene la opción de optar por no recibir estas cookies. Pero la exclusión voluntaria de algunas de estas cookies puede afectar su experiencia de navegación.
Imprescindibles
Las cookies necesarias son absolutamente esenciales para que el sitio web funcione correctamente. Esta categoría solo incluye cookies que garantizan funcionalidades básicas y características de seguridad del sitio web. Estas cookies no almacenan ninguna información personal.
No imprescindibles
Estas cookies pueden no ser particularmente necesarias para que el sitio web funcione y se utilizan específicamente para recopilar datos estadísticos sobre el uso del sitio web y para recopilar datos del usuario a través de análisis, anuncios y otros contenidos integrados. Activándolas nos autoriza a su uso mientras navega por nuestra página web.
La historia militar del ejército español que sirvió en el Milanesado es una de nuestras grandes desconocidas, quizá eclipsada por la del de Flandes, pero ante el que no desmerece un ápice. Las campañas que se narran en este volumen encumbran a un general, el marqués de Leganés y a un ejército que supo no solo defender el Estado que se le había encomendado, sino apoderarse de gran parte del territorio enemigo tras derrotarlo en batallas campales y conquistar sus plazas fuertes.Frente al odio secular de Francia hacia la Casa de Austria, la ambición de Saboya, la enemistad de Venecia, la torticera intervención del Papa y sus nuncios, la tibieza de Génova y la traición de Parma, Leganés fue capaz de hacerles frente, llevando sus tropas hasta el corazón de los estados enemigos y durante cuatro años mantuvo empeñadas gran número de tropas enemigas que hubieran sido cruciales si hubieran sido empleadas en Flandes.La originalidad de la estrategia del marqués y la buena disposición del ejército de Milán bajo su mando alcanzaron grandes triunfos frente a varios de los mejores generales de Francia, pero la emulación de sus enemigos en la corte, el palmario doble juego de los príncipes de Saboya y sobre todo la ineficacia de la Hacienda Real para hacer frente a un esfuerzo bélico continuado, terminaron por deslucir una extraordinaria serie de victorias.Turín no fue el sepulcro del Marqués de Leganés, pues a pesar de la caída de su valedor el Conde Duque de Olivares, siguió prestando grandes servicios a la Corona, ganándose merecidamente un puesto destacado entre los mejores generales de la Casa de Austria.