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El pasado nunca muere, solo cambia de rostro. Un thriller psicológico donde los secretos familiares y el miedo dictan el destino de sus personajes. Como cada sábado, desde que decidió que su trabajo de fin de grado en Criminología versaría sobre la hibristofilia, esa rara patología que designa la atracción por criminales violentos, Olivia visita en la Prisión de Soto del Real a Pedro Díaz, autor de los asesinatos de tres jóvenes el día que cumplían la mayoría de edad. El mismo sábado que Pedro confiesa a Olivia que había perpetrado otros crímenes anteriores, Inés, la mujer de Pedro y madre de sus dos hijos, Alicia y Adrián, aparece asesinada en su casa. Los inspectores de Homicidios Virginia Lambert y Román Presedo serán los encargados de investigar un crimen que se complicará con el secuestro de Alicia, precisamente el día de su decimoctavo cumpleaños. Ambos sucesos tienen el inconfundible olor de la venganza. A lo largo de una semana llena de acontecimientos, Olivia, Virginia y Román se encontrarán inmersos en una trama con múltiples sospechosos, llena de verdades a medias, visitas dolorosas al pasado y giros inesperados. Trinidad Fuentes, criminóloga, investigadora privada y grafóloga, vierte en esta novela policíaca su experiencia profesional, manejando con maestría la estructura de una intriga que nos enfrenta a un dilema fundamental: ¿puede el mal ser congénito?